Esta es la historia de un hombre, que siendo un bebe, es enviado lejos de
su hogar para sobrevivir y es adoptado por una cultura distinta a la suya. Años
después el hombre descubre sus orígenes y abraza su naturaleza. Para los que
piensen que estoy escribiendo acerca de Moisés (personaje bíblico), les digo
que están equivocados, se trata de Kal-El, el último hijo de Kriptón.
Con el film “Man of Steel” de Zack
Snyder se nos presenta un nuevo Superman, interpretado por Henry Cavill, quien
se encuentra en un peregrinaje para encontrase a sí mismo y saber el motivo por
el cual fue enviado a nuestro planeta. Lo interesante del film es que al
humanizar a Kal-El, Clark Kent, Superman, o como prefieran llamarle, es que es
la primera película donde el personaje no tiene esa dualidad en su personalidad. Venos a un individuo que
es el mismo cuando viste o no la “S”. Por consecuencia, esto trae otro
elemento, o mejor dicho la falta de este en la ecuación de la identidad de
Superman, la ausencia de Clark, el débil y poco osado reportero del diario “El
Planeta”.